Dmitry Orlov es el autor del libro Reinventing Collapse. Este pionero colapsitario, que vive en un barco velero en Boston desde el que edita su blog Cluborlov, hace unos años predijo la caída de EEUU como superpotencia económica. Una vez sus predicciones se vieron confirmadas por la actual crisis global, Orlov fue invitado a hablar sobre su visión del futuro que nos espera y las medidas que, como ciudadanos, deberíamos ir poniendo en marcha. Durante su ponencia en la fundación Long Now Foundation en febrero 2009, Dmitry Orlov reconocía que su afición visionaria era un mal negocio, ya que “una vez ha comenzado el derrumbe, nadie se acuerda del que venía advirtiendo desde hace tiempo”.
Asegurar los cuatro pilares: transporte.
“Las migraciones de temporada tienen que organizarse de forma que los ciudadanos puedan acceder a los lugares donde cultivar sus propios alimentos y, en invierno, refugiarse del frío. El transporte servirá para trasladarlos durante la temporada de cultivo, así como para transportar alimentos y carbón y leña necesarios para evitar que se congelen las cañerías en invierno”.
De momento, 40 dólares por barril no es un precio excesivo. Pero la hiperinflación que se va a provocar debido a que se está imprimiendo dinero y demás extravagancias económicas en Washington podría hacer que los 40 actuales se conviertan en 400 o 4.000 en breve. Además, los países exportadores pronto empezarán a negarse a vender un producto a cambio de una moneda que no tiene ningún valor, y exigirán a cambio otros productos que EEUU no es probable que sea capaz de producir. La producción doméstica de petróleo se encuentra en declive permanente y solamente cubre un tercio de las necesidades actuales. Si mis predicciones son correctas, los ciudadanos se verán obligados a almacenar su propio combustible. Los improvisados depósitos harán que gran parte de la gasolina se evapore, el mercado negro disminuirá la cantidad de petróleo disponible y los ciudadanos gastarán mucho combustible yendo de un lado para otro en busca de más petróleo. Conozco la situación, porque la he vivido con la caída de la unión soviética.
¿Cómo se logra cubrir las necesidades en esta situación?
La respuesta ideal es no utilizar ningún combustible. Las bicicletas, en especial las de carga, los barcos de vela, que pueden recorrer enormes distancias sin la ayuda de combustibles fósiles y pueden transportar grandes cargas, son buenas soluciones. Las técnicas de navegación ancestrales y un poco de improvisación pueden solucionar muchos de los problemas a los que vamos a enfrentarnos por un coste muy bajo y sin necesidad de grandes implementaciones tecnológicas. Los coches y los camiones no desaparecerán del todo.
. En segundo lugar, se lograría un enorme ahorro energético si se cerrara una industria dedicada al diseño, construcción, publicidad y financiación de nuevos automóviles. En tercer lugar, los automóviles antiguos requieren más mantenimiento, lo que refuerza la economía local. En cuarto lugar, esto provocará una escasez de vehículos, lo que se traducirá en más viajes cortos con los vehículos más llenos, mayor uso de la bicicleta y del transporte público, con el consiguiente ahorro energético. Esta medida, además, hará del automóvil un objeto obsoleto al mismo tiempo que la industria del petróleo, que lo hizo posible.
Nos quedaremos sin coches al mismo tiempo que nos quedamos sin gasolina. Sin embargo, el gobierno parece que, en lugar de intentar solucionar los problemas, está intentando agrandarlos. Las ventajas fiscales por la compra de un automóvil nuevo es su última extravagancia: la idea de que fabricando más automóviles más eficientes se consigue una industria del automóvil más eficiente es un engaño. Para aumentar la eficiencia energética de cualquier furgoneta un 1.000 o 2.000% simplemente se deben violar un par de leyes: en primer lugar, metiendo a una docena de personas en la parte de atrás, hombro con hombro. En segundo lugar, conducir a unas 25 millas por hora por la autopista, para no desperdiciar combustible. Solamente con esto hemos aumentado la eficiencia del consumo de combustibles por persona unas 20 veces. Los mejicanos son expertos en este método.
Un método desarrollado en Cuba es hacer que sea ilegal no recoger a los autoestopistas: todos los automóviles con plazas libres encuentran una persona que necesita que le lleven. Los servicios ferroviarios para personas se encuentran en un estado lamentable, y no parece que haya suficiente presupuesto para rehabilitarlos. Sin embargo, los trenes de carga podrían habilitar un par de vagones vacíos para el uso de personas. Otra idea de transporte es la utilización de borricos. Mientras que los caballos son más caros, los borricos son buenos animales de carga y resultan más económicos».