Según un nuevo estudio realizado por encargo de la organización sin ánimo de lucro para el fomento de una economía de bajo impacto, Carbon Disclosure Project, la telepresencia lograría unas enormes reducciones de emisiones CO2.
Hoy en día, debido a la presión de accionistas, legislación y consumidores, las empresas se ven obligadas a implantar medidas de ahorro tanto económico como energético. Este último requiere no solamente el acondicionamiento de los lugares físicos que la empresa utiliza, sino también la reducción del impacto medioambiental de sus actividades y de los traslados de sus trabajadores.
Las tecnologías de la información y la comunicación pueden colaborar en la medida en que ofrecen alternativas a los viajes, las estancias en hoteles, etc. derivados de las reuniones de negocios que se llevan a cabo en los distintos países en que opera la empresa. Según revela el informe “The Telepresence Revolution” (la revolución de la telepresencia), la innovación tecnológica va a desempeñar un papel importantísimo en nuestra transición hacia una economía de bajo impacto, mediante soluciones tales como la videoconferencia y la telepresencia, que permiten reducir la huella de carbono derivada de los viajes de negocios y los desplazamientos diarios al trabajo. En el año 2008, el estudio SMART 2020 afirmaba que las aplicaciones de las tecnologías de la información y la comunicación podrían reducir las emisiones de gas de efecto invernadero un 15% para el año 2020. Una de las cuatro áreas que identificaba el estudio en las que se lograrían enormes ahorros de emisiones era la sustitución de los viajes por medio de ciertos servicios, entre los que se incluyen la telepresencia, una videoconferencia de alta definición que crea una sensación virtual de presencia personal en una reunión. Esta tecnología reduce la necesidad de desplazamientos personales, evitando la emisión de gases de efecto invernadero.
El estudio “The Telepresence Revolution”, la revolución de la telepresencia, sirve como continuación a SMART 2020, y estudia las posibilidades de la telepresencia como sustituto de los viajes de empresa en el mercado global, analizando los beneficios medioambientales y los ahorros económicos inmediatos derivados de la utilización de esta tecnología y evaluando los beneficios medioambientales y económicos a largo plazo que se derivarían de una adopción a gran escala de esta tecnología. El estudio “The Telepresence Revolution” se basa en el análisis de una serie de parámetros directamente relacionados con los beneficios económicos y medioambientales de la utilización de la telepresencia como sustituto parcial de los desplazamientos: el coste de los billetes de avión, las emisiones de gas de efecto invernadero derivadas de los mismos, el gasto en hoteles, el tiempo empleado en el viaje, que repercute en la productividad de los trabajadores, los costes derivados de la implantación de la tecnología necesaria para la telepresencia, los índices de utilización, los requisitos energéticos y los costes de mantenimiento, entre otros. Según concluye el estudio, una empresa que implementara cuatro salas de telepresencia podría reducir sus emisiones de CO2 en 2.271 toneladas en cinco años, lo que equivale a las emisiones de gas de efecto invernadero de más de 400 automóviles particulares durante todo un año. Según el estudio, la telepresencia ya se está empezando a utilizar de forma masiva en diversos lugares del mundo, en especial en las relaciones empresariales entre Europa y EEUU. Asimismo, la utilización en el Este Asiático también comienza a crecer, y esta tecnología sería muy recomendable para las economías emergentes como India y China.
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