El pasado 31 de agosto se inció en Ginebra la Conferencia Mundial sobre el Clima. En dicha conferencia se debatieron temas esenciales en la carrera mundial hacia la búsqueda de soluciones que detegan el cambio climático.
En esta conferencia, que no se inscribe en el proceso internacional de negociaciones para fijar las estrategias en la lucha contra el cambio climático, y que está auspiciada por la OMM (Organización Munidal de Meteorología), los más de 2.500 delegados provenientes de 150 países se han propuesto el objetivo de crear un marco mundial para los servicios climatológicos. El objetivo es conseguir mejorar, sobre todo en los países más pobres, la recogida y la difusión de las observaciones meteorológicas, climáticas e hidrológicas. Estos datos son cruciales para anticipar las consecuencias de las catástrofes naturales que cada vez ocurren con mayor frecuencia: huracanes, lluvias torrenciales, olas de calor o plagas.
Según Michel Jarraud, secretario general de la organización OMM, “Necesitamos un sistema accesible a la mayoría y que suministre informaciones esenciales que puedan salvar vidas, proteger bienes y salvaguardar economías. La OMM tiene muchísima información. Sólo es necesario traducir los datos técnicos, la mayoría de veces totalmente opacos, a un lenguaje comprensible para los usuarios”. La conferencia debería propiciar el desarrollo de proyectos concretos, como la puesta en marcha de sistemas de alerta anticiclónica en Bangladesh, Shangai o Francia, tal y como ya existen en Cuba, o el refuerzo de la vigilancia climática en regiones como la cuenca del Congo. En África, ya se han iniciado proyectos con la participación de la OMM. En Mali se proporcionó formación a los agricultores para que se adaptaran a los cambios climáticos.
Los agricultores reciben consejos mediante radios locales comunitarias para sembrar y plantar en el momento adecuado. Ellos mismos informan a un centro de proceso de datos sobre la temperatura y el nivel de las precipitaciones. En ciertos casos, este tipo de programas contribuyeron a aumentar la producción agrícola en un 50%. Los sistema de prevención climática se han perfeccionado mucho y, según comenta Christian Blondin, encargado de las relaciones exteriores en la OMM, « Aunque el método se puede afinar aún más, podemos predecir el impacto del cambio climático en pequeñas zonas y a escala regional ». Esta mejora tecnólogica del sistema puede ser muy importante a la hora de convencer a aquellos políticos cuyas preocupaciones se limitan, en muchas ocasiones, al ámbito local. Según un portavoz de la OMM, “Es hora de que los responsables políticos vean de una vez por todas la observación climática como una inversión y no como un gasto”. La organización calculó que por cada euro invertido en los servicios meteorológicos de un país, se conseguía un retorno de 10 euros.