Los productos químicos (pesticidas, plagicidas, fertilizantes, etc) usados en la agricultura intensiva y en muchos jardines públicos y privados son nocivos para la salud y el medioambiente. Las personas más expuestas son las mujeres embarazadas y los niños. El pasado mes de septiembre, un grupo de profesionales de la medicina de la región francesa de Limousine, publicó en internet un llamamiento para concienciar a compañeros de profesión con el objetivo de llamar la atención sobre los peligros que conlleva el uso de dichos productos químicos. Actualmente ya son 1.200 los profesionales de la medicina que se han sumado a dicha propuesta.

Los médicos reclaman que se ponga fin a los continuos aplazamientos de la prohibición de las fumigaciones aéreas y que se acabe de una verz por todas con esta peligrosa práctica. En un ejercicio de responsabilidad profesional, los médicos alertan sobre los peligros que este tipo de productos conllevan tanto para la salud humana como para el medio ambiente. Muchos de estos productos permanecen largo tiempo en la tierra y en los ríos contaminando cultivos y alimentos como la carne y el pescado
Por otro lado, el uso profesional de estos productos de síntesis, está relacionado con enfermedades como el alzheimer, el párkinson y diversos tipos de cáncer (próstata y sangre). En el caso de mujeres embarazadas, diversos estudios demostraron que la exposición a estos productos químicos puede provocar malformaciones genéticas en los fetos.
Muchos de estos pesticidas son perturbadores endocrinos y actúan no en función de la dosis, si no que sus efectos aparecen según el tiempo de exposición a los mismos. Los perturbadores endocrinos se sospecha que son una de las causas del aumento de ciertos problemas de salud como la infertilidad, la obesidad y la pubertad precoz.
Los médicos piden que se supriman de inmediato las fumigaciones aéreas y que el Estado reconozca las nuevas enfermedades profesionales relacionadas a los pesticidas. Además, también reclaman un mejor etiquetado de aquellos productos destinados a la alimentación y exigen que sean laboratorios independientes quienes realicen las pruebas previas necesarias antes de la comercialización de dichas sustancias.
Por su parte, el Parlamento francés prohibió recientemente el uso de pesticidas para uso no agrícola, en espacios públicos a partir de 2020 y para jardines particulares en 2022.