Un estudio israelí ha puesto de manifiesto que los perros tienen un impacto positivo en la salud de los niños, en particular sobre su presión arterial.
El estudio, que realizaron el Instituto de Epidemiología Gertner, el centro periátrico del Centro Médico Sheba, Tel Hashomer, y la Universidad Hebrea de Jerusalén, se basó en una muestra de 230 niños (85 de los cuales tenían un perro) de dos escuelas primarias. La presión arterial normal es de 120/80 milímetros de mercurio.

Los niños que no poseían perro en casa tenían una presión más elevada, alrededor de 4.5 milímetros de mercurio más. Esta diferencia se explica en que los niños que tienen un perro están sometidos a un menor estrés: los perros no les roban los juguetes y no informan de sus travesuras a los padres. Por otra parte, jugar con un animal aumenta la actividad física y mejora el control de la presión arterial, que aunque su tasa no es muy elevada entre niños de entre 6 y 9 años, un tercio de entre ellos sí que padecen este tipo de problemas que a largo plazo pueden desembocar en complicaciones más serias.