Según una investigación del diario británico Guardian, las empresas del reino han adquirido más tierra en África para las plantaciones del controvertido agrocombustible que ningún otro país del mundo. La mitad de los 3.2 millones de hectáreas de terreno dedicado al cultivo de agrocombustibles identificadas en diversos países, desde Mozambique hasta Senegal, están relacionadas con once empresas británicas.

No existen informes centrales sobre la adquisición de tierras en África, pero la investigación de Guardian ha revelado la escala de la fiebre de los agrocombustibles en el África Subsahariana: 100 proyectos y 50 empresas en más de 20 países. Las voces que afirman que la Jatropha curcas (una planta no comestible cuyas semillas ricas en aceite se procesan para producir agrocombustible) evita que los agrocombustibles compitan con los alimentos porque crece fácilmente en las tierras marginales y áridas que no son útiles para el cultivo de otras plantas, han sido discutidas incluso en el seno de la industria: “el cultivo lucrativo de jatropha en tierras secas es un mito. Necesita agua, fertilizantes y pesticidas para lograr altos rendimientos”, afirma Peter Auge, director de proyecto de Sun Biofuels en Tanzania. James Smith, profesor de Estudios Africanos y de Desarrollo en la universidad de Edimburgo, afirmaba: “la inversión particular va mucho más adelantada que la información de que disponemos sobre el impacto de los agrocombustibles, tales como la expulsión de la población local de sus propias tierras. Esta actividad está deteriorando la posición del Reino Unido en asuntos de desarrollo”. Un estudio no publicado de la ONG Action Aid confirma que existe una enorme cantidad de proyectos cuyo objetivo no es otro que el de acaparar millones de hectáreas de terreno de cultivo en África. “Sospecho que las estimaciones incluso son bastante conservadoras”, afirma Smith. Norman Baker, el joven ministro de transporte de los liberaldemócratas, afirmaba: “creo que la sostenibilidad de los agrocombustibles es de suma importancia.
No vamos a considerar ningún agrocombustible para nuestros objetivos si estos no cumplen con ciertos criterios de sostenibilidad”. A medida que los precios del petróleo aumentan, informaba Jeremy Woods, profesor de bioenergías en el Imperial College de London, los agrocombustibles podrían conocer un enorme apogeo. “Una vez el petróleo haya superado los 70 dólares por barril, los agrocombustibles convencionales y de nueva generación serán competitivos desde el punto de vista económico. Cuando el petróleo y los agrocombustibles son competitivos, ya estamos en otro escenario”.
La expansión de la industria de los agrocombustibles ha sido financiada por el capital que se ha logrado en el Alternative Investment Market de la Bolsa de Londres. Según la investigación de Guardian, Italia es el siguiente inversor más poderoso, con siete empresas, seguida de Alemania (seis), Francia (seis) y EEUU (cuatro). El director ejecutivo de Sun Biofuels, Richard Morgans, afirmaba: “nuestra empresa produce agrocombustibles sostenibles y éticos. Y estaríamos dispuestos a asumir unos estándares de sostenibilidad aún más elevados, pero tienes que equilibrar esto con el desarrollo económico. Si eres un habitante de Tanzania o Mozambique y necesitas trabajo, probablemente no estás tan preocupado por si los orangutanes duermen de noche o no”. El informe sobre la inversión de las empresas británicas en agrocombustibles coincide con un informe de Oxfam previendo que el precio de los alimentos básicos se duplicará en los próximos veinte años. “Estamos caminando sonámbulos hacia una era de crisis evitable”, afirma la directora ejecutiva de Oxfam, Barbara Stocking.
Artículo publicado el día 1 de junio de 2011 en la edición impresa del diario británico Guardian