La OMC, Organización Mundial del Comercio y el PNUE, Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente, han hecho público un informe conjunto en el que explican por primera vez las relaciones que existen entre el comercio mundial y el cambio climático.
Es muy probable que la economía mundial se vea seriamente afectada por el cambio climático. Este va a afectar de forma especial a algunos sectores económicos clave para los países en vías de desarrollo. La agricultura, la silvicultura, la pesca, el turismo y las infraestructuras del transporte son los sectores que se verán más afectados y que pueden frenar la expansión del comercio internacional.
La apertura del comercio y la lucha contra el cambio climático pueden reforzarse mutuamente para contribuir a la creación de una economía baja en emisiones de CO2 y creadora de empleo. Para ello, sería necesario que se acelerase el proceso de transferencia de tecnologías limpias hacia los países en vías de desarrollo y que éstos pudieran adaptarlas a sus condiciones locales. El aumento de ingresos relacionados con la apertura del comercio puede ser beneficioso siempre y cuando se modifiquen tanto la dinámica como las aspiraciones sociales de los países más prósperos aplicando unas normas mucho más estrictas en materia medioambiental. La apertura comercial, combinada con medidas de lucha contra el cambio climático, puede actuar como catalizador de la innovación tecnológica mundial, por ejemplo, en el desarrollo de nuevos productos y nuevos procedimientos “verdes” que contribuyan a la creación de empresas basadas en tecnología limpia. Numerosos países han adoptado políticas nacionales, aplicando normativas clásicas, incentivos económicos o medidas financieras con el objetivo de reducir sus emisiones de gas de efecto invernadero y aumentar su eficacia energética. El informe recientemente publicado, aclara los efectos que todo este conjunto de medidas pueden ocasionar al comercio internacional y al sistema comercial multilateral.
En estos últimos años se han sucedido numerosas prescripciones técnicas (normas voluntarias y sistemas de etiquetaje) referentes a los productos respetuosos con el medioambiente y la eficacia energética. También se ha podido observar un aumento del número de programas de ayuda financiera al uso de energías renovables. El informe incide también sobre dos tipos de mecanismos utilizados para reducir las emisiones de gas de efecto invernadero: las tasas y los sistemas de intercambio de derechos de emisiones. Además, el informe se hace eco del actual debate sobre las medidas dirigidas a impedir las fugas de CO2 y a proteger la competencia comercial.
En su conjunto, el informe muestra que es posible luchar contra el cambio climático en el marco de las reglas de la OMC. Sin embargo, la pertinencia de dichas reglas respecto a las políticas de atenuación del cambio climático, las repercusiones de estas medidas sobre el comercio y su eficacia medioambiental dependerán en gran medida de la forma en que se conciban las políticas y las especificas condiciones de su aplicación.