¿Qué ocurre cuando un diseñador del mundo de la moda llama al activismo? Otto von Busch es un diseñador de origen sueco empeñado en deconstruir el mundo de la moda y ofrecerla pieza por pieza a todos aquellos actores, desde el diseñador hasta el ciudadano que la viste, interesados en participar en ella de forma activa y no ser meros consumidores sometidos a los dictámenes de las grandes empresas.
La formación de Otto von Busch no es el diseño de moda. Este polifacético creador se formó en artes y oficios, historia del arte y diseño. Sin embargo, ha dedicado muchos años a averiguar el funcionamiento de la industria de la moda. Su primer encuentro con la moda fue durante su infancia, cuando se dio cuenta de que crear sus propias ropas le hacía sentir más fuerte ante sus compañeros de escuela. La habilidad que había necesitado para coserse su propio anorak y la técnica que había aprendido le hacían sentirse poderoso, diferente. El anorak le había resultado barato, pero para él no tenía precio. Más adelante, en la universidad, se concentró en la teoría de la moda mientras comenzaba un reciclaje sistemático de las ropas que estaban muriendo en el fondo de su armario. El trabajo que iba haciendo quedaba documentado en pequeños “libros de recetas” de código abierto en los que indicaba los ingredientes y la forma de utilizarlos, con la finalidad de que el interesado tuviera acceso a ellos, los pusiera en práctica y acabara conociéndolos a la perfección y experimentando por su cuenta.

El segundo paso suele ser el sabotaje de la publicidad, denominada subvertising, como es el caso de este cartel que encontramos en el metro en Alemania, donde los activistas colocaron una paleta de photoshop para dar a entender en qué medida las fotografías de las cantantes habían sido retocadas. Sin embargo, ¿hasta qué punto este sabotaje no es contraproducente, no aporta a las empresas el morbo que andan buscando, dándoles ese “no se qué” que las hace más llamativas? ¿No habrá otra forma de reaccionar ante estas realidades sin formar parte de las reacciones antes mencionadas?
A mí me interesa el Hacking no como forma subversiva de destruir el sistema, sino como estrategia para empezar a formar parte de él. Si algo me pertenece, ¿por qué no voy a poder abrirlo, descomponerlo y jugar con sus piezas? ¿Por qué no podría yo liberar un potencial que hay escondido en los objetos, utilizar mi fuerza creativa para sacar algo mejor de ellos? El hacking en la industria de la moda puede utilizar a todos los personajes que esta ha creado, a toda su mitología, sus historias, su mundillo, para hacer algo mejor. Creo que podemos utilizar la tecnología de código abierto para compartir nuestros conocimientos y hacer algo grande. Yo comencé recuperando la ropa que tenía olvidada en el fondo de mi armario y reciclándola en nuevas creaciones. Cuando la gente veía lo que había hecho me preguntaba cómo lo había logrado, así que acabé creando una especie de libro de recetas open source para que quien así lo deseara pudiera utilizarlo y aplicar los conceptos que yo había aprendido. Un ejemplo de hacktivista de la moda lo encontramos Jana González. Esta panameña residente en Nueva York se dedica a descomponer la metodología de las grandes marcas. Por ejemplo, ha desvelado el código de Chanel como si se tratara de un programa informático, desentrañando los materiales que utiliza, las formas y colores, etc. de forma que los interesados en el tema puedan utilizar estos códigos y crear sus propios productos de moda. El resultado no son copias, sino productos originales creados con el propio estilo y los secretos de las marcas.
En el caso del proyecto Counterfeit Crochet, la estrategia es descargarse imágenes de un producto de moda (por ejemplo, un bolso de Gucci) en baja resolución, imprimirlo a tamaño real y crear un patrón con la imagen resultante que después se teje con ganchillo. Los patrones están disponibles en la página web del proyecto, cuya finalidad es difundir la técnica y fomentar la creación. En ambos casos, se desea que la energía fluya, no que se estanque. Ambos utilizan la moda como una zanahoria para atraer al consumidor, para involucrarlo en el proceso de creación.”
En su revolucionaria tesis doctoral, Otto von Busch afirmaba: “Mis “libros de recetas” de código abierto son lo contrario que los manuales de IKEA para montar muebles. Si sigues el proceso a pies juntillas, obtendrás la estantería que viste en la tienda. De hecho, no serás más que la continuación de su fábrica, un trabajador de montaje no remunerado, un mecánico sin formación en tu propio hogar. No importa cuántos muebles de IKEA montes, nunca serás un carpintero mediante este método. (…)

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