En 2006, el escritor estadounidense James Howard publicó la obra “La Gran Emergencia”, un libro que causó gran controversia y que describía el escenario que podría darse en el mundo una vez el pico o cénit del petróleo causara sus efectos en la sociedad. La escasez de los combustibles fósiles que hasta ahora habían propiciado el crecimiento y la productividad en prácticamente todos los sectores daría paso a una época de austeridad y decrecimiento obligados. Pero, ¿quiénes se beneficiarán y quiénes serán los más perjudicados una vez el cénit del petróleo comience a causar estragos?
– Los fabricantes de turbinas eólicas, paneles solares y vehículos híbridos: salvo que estas tecnologías dependan del acceso a metales raros como el galio, indio o incluso el germanio para los paneles fotovoltaicos, tierras raras para los imanes permanentes de los molinos eólicos y litio y cobalto para las baterías de los vehículos eléctricos. La extracción de estos minerales requiere gran cantidad de energía y las reservas de los mismos están concentradas en países lejanos como China, África del Sur y Chile. – Los agricultores ecológicos que vendan sus productos en el ámbito local: aunque no seguirán la misma estrategia que los productores de agrocombustibles, su actividad funcionará perfectamente. – Los artesanos y los comercios de proximidad: al igual que para los agricultores ecológicos, su éxito está garantizado. Ir el sábado por la tarde con el sobredimensionado vehículo a comprar a los grandes centros comerciales pasará a la historia. – Los patrones de barcos veleros: olvidad los aviones y los grandes cargueros que devoran combustible, la navegación a vela volverá a exhibir sus encantos.
Vencidos – Los grandes centros comerciales: los centros comerciales gigantescos, cuyo modelo económico se basa en el transporte barato de mercancías y en la movilidad de sus clientes. – El turismo de media y larga distancia: el pico del petróleo causará grandes daños al transporte aéreo. Ya en 2008, cuando el barril alcanzó los 150 dólares, varias compañías aéreas occidentales rozaron la quiebra. Ahora que el barril de Brent se mantiene a pesar de la crisis por debajo de los 100 dólares, los planes sociales y de ajustes de los costes se multiplican de nuevo en numerosas compañías. – Las industrias deslocalizadas: desde hace un cuarto de siglo, se ha deslocalizado cualquier tipo de empresa con el fin de encontrar, aunque sea al otro lado del planeta, una mano de obra menos cara. Este fenómeno, en parte responsable del paro en Europa, es factible debido a que los transportes sólo representan una parte ínfima de los costes de los productos. En el momento en que el petróleo suba, estos productos desaparecerán del mercado, incluyendo las frutas y verduras industriales que se producen en el sur de Europa y que se distribuyen en el continente gracias los pesados camiones. – Los habitantes de las ciudades: y especialmente los que habitan en las grandes metrópolis de los países del sur… salvo que cuenten con gallinas en casa y cultiven sus propias hortalizas. Si la población mundial se ha multiplicado por dos desde la segunda guerra mundial, y si ésta misma población vive mayoritariamente en ciudades es, sobre todo, debido a la mejora extraordinaria de los rendimientos agrícolas obtenidos gracias al petróleo y a la mecanización. Una vez el petróleo escasee, el habitante de las grandes urbes se verá obligado a acercarse a la tierra.