Para ayudar a sus socios colaboradores a comprender el concepto de desarrollo sostenible, el grupo farmacéutico francés PHR creó a principios de 2009, en colaboración con la sociedad Bureau Veritas, la certificación “Farmacia Sostenible”.
Dicha certificación comprende 120 requisitos que la farmacia debe cumplir en su labor sanitaria, social y medioambiental. Las farmacias, gracias a la estrecha relación que mantienen con sus clientes, pueden contribuir a informar y movilizar al consumidor.
En cuestiones como la prevención o la salud medioambiental, los farmacéuticos pueden conseguir la fidelización de aquellos clientes más sensibles en cuestiones de ecología y medioambiente a la hora de aconsejar un tipo de medicamento. Un claro ejemplo de ello es Suecia, donde existe una clasificación de medicamentos en función de su índice contaminante. No hay que olvidar que las sustancias activas de los medicamentos, a través de la orina, acaban en las aguas residuales.
En Francia ya se tenía en cuenta algunos factores medioambientales en el sector farmacéutico desde 2007 (consumo energético, gestión de residuos, etc), pero la farmacia sostenible va más allá y abarca al mismo tiempo requisitos obligatorios como el reciclaje y la recuperación de medicamentos y gestos voluntarios como el uso de bolsas reutilizables, la distribución de cosméticos ecológicos y de medicamentos homeopáticos, organización de grupos y orientación de clientes hacia la prevencion. Es esta una iniciativa positiva que ayudará, entre otras múltiples cuestiones, a conservar la calidad y la pureza del agua: el sector farmacéutico es importante dado su carácter histórico como consejero del ciudadano en asuntos de salud y bienestar.