Las emisiones de CO2 provenientes de la quema de combustibles fósiles son la causa principal del calentamiento global.
Hasta ahora hemos centrado nuestra atención en las emisiones de CO2 generadas de forma directa por cada país, pasando por alto las emisiones relacionadas con el consumo de bienes y servicios. El cálculo de las emisiones de CO2 basadas en el consumo se diferencia del cálculo tradicional, basado exclusivamente en la producción, en que aquel tiene en cuenta también las emisiones derivadas de la importación y exportación de bienes y servicios.
En un estudio recientemente publicado por PNAS, la revista de la prestigiosa Academia Nacional de Ciencias en EEUU, se presenta esta nueva forma de calcular las emisiones de CO2 de cada país, incluyendo las derivadas del consumo de bienes y servicios importados.
Los resultados muestran que, en el año 2004, el 23% de las emisiones globales de CO2, es decir, 6,2 Gigatoneladas, provenían del comercio internacional, fundamentalmente de las exportaciones de China y otros mercados emergentes hacia los países desarrollados. En algunos países ricos, incluyendo Suiza, Suecia, Austria, el Reino Unido y Francia, más del 30% de las emisiones derivadas del consumo provenían de la importación, lo que implica una media de 4 toneladas de CO2 por persona.
Las emisiones derivadas de la importación de bienes y servicios en EEUU durante el mismo año eran ligeramente inferiores: 10,8% del total de las emisiones debidas al consumo, es decir, 2,4 toneladas de CO2 por persona. Por otro lado, el 22,5% de las emisiones generadas en China en 2004 se debían a la fabricación de bienes y servicios destinados a la exportación.
El cálculo de las emisiones de carbono basado exclusivamente en aquellas derivadas de la producción de bienes y servicios es incorrecto y favorece a los países desarrollados.
La responsabilidad compartida de las emisiones entre los productores y los consumidores facilitaría el consenso internacional sobre la política global de medioambiente, que se está viendo bloqueado debido a los desacuerdos regionales e históricos del cálculo de las emisiones.
Estos datos ponen de manifiesto la conveniencia de la aplicación de un impuesto medioambiental que grave los productos importados.
En cualquier caso, es urgente que el ciudadano se habitúe al consumo de productos locales, para favorecer el desarrollo de la economía local y el respeto medioambiental.