83 jóvenes “chefs” y 400 viticultores crean un manifiesto conjunto en el que explican las razones de su oposición al cultivo de transgénicos en el campo francés. No desean la presencia de transgénicos “ni en nuestras bodegas ni en nuestra mesa”, en el estado en el que se encuentra el debate científico actualmente.
«Tenemos la suerte de disponer de unos caldos y unos productos de una calidad y una variedad excepcionales. Queremos ser libres de elegir los que deseamos en nuestras copas y nuestros platos. Esta libertad de elección está hoy en día amenazada por los transgénicos y sus consecuencias ineludibles: industrialización y estandarización de la agricultura, contaminación y degradación de los suelos, uniformidad de las semillas y de los sabores, ataques a la biodiversidad y amenazas a la agricultura ecológica.” “Aceptar el cultivo de transgénicos, sería condenar, al final, a los pequeños productores que nos ofrecen cada día diversidad y calidad respetando la tierra. La coexistencia entre los cultivos de transgénicos y de los cultivos normales es simplemente imposible. Conforme se vayan desarrollando los cultivos de transgénicos, aumentarán los riesgos de contaminación de los cultivos ecológicos. Ninguna ley puede reglamentar el sentido del viento o el vuelo de las abejas, dos de los principales causantes de la diseminación.”

Los cocineros y viticultores piden a los diputados que se mantenga la ley 252 por la que los transgénicos no pueden ser cultivados ni comercializados sin respetar el medioambiente y la salud pública, las estructuras agrícolas, los ecosistemas locales y los sectores comerciales calificados como “sin organismos genéticamente modificados”. “El futuro de nuestra cocina y nuestra bodega está en juego.”
Artículo extraído de Le Monde