La publicidad de la industria del automóvil suele mostrarnos el lado más atractivo de la conducción e intenta seducirnos mediante unas increíbles facilidades de pago y unos precios finales que pueden parecernos hasta baratos.
Sin embargo, si tenemos en cuenta la totalidad de los gastos derivados de la adquisición, uso y mantenimiento de un automóvil (seguros, permisos de circulación, precio ascendente de los combustibles, gastos de aparcamiento, etc.) llegaremos a la conclusión de que comprar un automóvil es un mal negocio.
En Francia, la GIE Objetivo Transportes Públicos ha realizado una comparativa entre los costes derivados de la utilización de un automóvil particular y los del uso del transporte público. Los resultados, aunque no son sorprendentes, resultan esclarecedores: en algunos casos, el coche puede resultar hasta 20 veces más caro que el transporte público.
El GIE Objetivo Transportes Públicos es un organismo francés creado en el año 2005 por un grupo de responsables del transporte público con el objetivo de fomentar una movilidad más sostenible y un mayor uso del transporte público entre la población.
En una reciente campaña, el GIE lanzaba un mensaje que, en esta ocasión, no pretendía llamar la atención sobre las emisiones de CO2 y la contaminación, sino que realizaba una comparación de los costes derivados del uso del transporte público y del automóvil particular. Según el estudio realizado por el GIE Objetivo Transportes Públicos, “los transportes públicos pueden ser hasta 20 veces más económicos que el automóvil particular».
Si bien este estudio no habla de los aspectos contaminantes, el ahorro en emisiones que se consigue utilizando el transporte público es enorme. Un automóvil emite una media de 300 gramos de CO2 por kilómetro, mientras que el autobús sólo emite 70 gramos, el metro 23 y el tranvía 17.
A pesar de estos datos tan favorables a los transportes públicos tanto en lo referente a la economía como al cuidado del medioambiente y por consiguiente la salud pública, aún queda un mucho para convencer a los ciudadanos de los beneficios de usar el transporte público. En Francia, en una reciente encuesta, el 75% de los encuestados declaró conocer que, en el ámbito urbano, el automóvil resulta bastante más caro que el transporte publico. Sin embargo, un 41% aseguró que nunca hacía uso de este tipo de transporte.
El mismo estudio concluye que el factor que determina este porcentaje minoritario de usuarios del transporte público se debe, más que al precio, a la puntualidad, frecuencia e información a los usuarios.