Gabriel von Max fue uno de los artistas más controvertidos del siglo XIX. El pintor (de origen checo pero considerado Alemán debido a que estableció su residencia en la ciudad de Múnich, donde durante años impartió clases de arte) no se limitaba a retratar la realidad con una impresionante fuerza y belleza, sino que lo hacía desde una perspectiva muy personal, expresando su admiración por el mundo animal, entre otras cuestiones. En una época en la que la vivisección era aceptada por la sociedad y en la que la ciencia aún no había demostrado que los animales son seres dotados de capacidad para sentir, Gabriel von Max, estudioso de la teoría de Darwin sobre la evolución de las especies, representaba a sus monos de compañía en actitudes humanas para recordar nuestros vínculos y orígenes. Lamentablemente, a día de hoy la experimentación con animales sigue siendo una práctica habitual, si bien se lleva a cabo a puerta cerrada en asépticos laboratorios, para evitar el escándalo de la opinión pública por el dolor que se causa a los seres más indefensos, muchas veces sin justificación científica que lo respalde. El legado de Gabriel von Max representa toda una fuente de inspiración y aprendizaje para quienes, a día de hoy, continúan luchando para que el ser humano acepte y respete el derecho a la vida de los animales. Gabriel von Max nació en 1840 en Praga y llevó a cabo sus estudios en la capital checa, en Viena y en Múnich. Interesado desde muy joven en lo que él denominaba “las dos ciencias”, el mundo natural y el mundo espiritual, siempre destacó por la temática de sus pinturas polémicas y trascendentales. Sus primeras obras ya llamaron la atención entre el público coetáneo y sus polémicos cuadros dieron la vuelta al mundo, debido a su novedosa temática. A partir del año 1900, von Max comenzó a volcarse en el mundo animal.

Lamentablemente, a día de hoy la experimentación con animales sigue siendo una práctica habitual, si bien se lleva a cabo a puerta cerrada, para evitar el escándalo de la opinión pública por el dolor que se causa a seres inocentes. Tras las puertas de miles de laboratorios, los animales siguen sufriendo las terribles crueldades del ser humano en nombre de la ciencia, muchas veces sin motivo justificado. Los vídeos que graban de forma clandestina las agrupaciones de protección de los derechos de los animales nos muestran que el horror sigue teniendo lugar aunque no se nos muestre abiertamente. El legado de Gabriel von Max representa toda una fuente de inspiración y aprendizaje para quienes, a día de hoy, continúan luchando para que el ser humano acepte y respete el derecho a la vida de los animales.
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