La Organización por la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD) y la Agencia Internacional de la Energía (IEA) recomiendan una reforma de los subsidios a los combustibles fósiles para mejorar la economía y el medioambiente. Estos subsidios están falseando el verdadero precio de los combustibles fósiles, fomentando un consumo irresponsable y frenando el desarrollo de las energías limpias.
Los gobiernos y los contribuyentes se gastaron medio billón de dólares el año pasado para apoyar la producción y el consumo de combustibles fósiles.
La eliminación de estos ineficaces subsidios aumentaría los ingresos nacionales y reduciría las emisiones de gas de efecto invernadero, según revelan los estudios de la OECD y la IEA. Los líderes del G20 acordaron en el año 2009 eliminar los subsidios que “fomentan el consumo derrochador, reducen la seguridad energética, impiden la inversión en las energías limpias y frenan los esfuerzos para enfrentarnos a la amenaza del cambio climático”.
Las organizaciones internacionales OECD e IEA están colaborando de forma activa en el seguimiento de este compromiso del G20.

La secretaria general de la OECD y Directora Ejecutiva de IEA, Maria Van der Hoeven, subrayó que los subsidios a los combustibles fósiles suelen ser poco efectivos en cuanto a los objetivos para los que se plantearon (aliviar la pobreza energética y fomentar el desarrollo económico) y, sin embargo, fomentan un uso derrochador de la energía, contribuyendo a la volatilidad de los precios, animando al contrabando de combustible y disminuyendo la competitividad de las energías renovables y la eficiencia energética.
«En una época marcada por los elevados precios de la energía, los subsidios representan un desastre económico», afirma la directora ejecutiva de la IEA, Maria van der Hoeven, resaltando que la IEA estima que los subsidios que reducen de forma artificial el precio de los combustibles fósiles alcanzaron los 409.000 millones de dólares estadounidenses en el año 2010 (casi 110.000 millones más que en el año 2009).
Estos datos se basan en el estudio global de la IEA para identificar las economías que disminuyen de forma artificial los precios de los combustibles fósiles por debajo del coste de suministro. La eliminación de los subsidios a los combustibles fósiles también supondría un aliciente para la inversión, el crecimiento y los trabajos en las energías renovables y la eficiencia energética.
A pesar de los muchos beneficios de eliminar los subsidios para los combustibles fósiles, las reformas han sido obstaculizadas por una falta de información sobre las medidas existentes, en especial en los países de la OECD.
- Los subsidios de Alemania, históricamente generosos, a la minería de carbón duro descendieron de 4.900 millones de euros en 1999 a 2.100 millones de euros en 2009 y se espera que sean eliminados completamente para 2018.
- Francia ha ido eliminando de forma gradual su apoyo a la industria del carbón: de más de 1.000 millones de euros en 1990, el apoyo a los productores ha disminuido a 92 millones de euros en 2007, para después ser eliminado. Estas modificaciones fueron acompañadas de una serie de medidas paliativas de los costes sociales relacionados con el cierre de las minas.
- El apoyo gubernamental al consumo energético en México era de 629 millones de dólares estadounidenses en 2009, subsidios que van a disminuir cuando la nueva estrategia nacional energética se ponga en marcha y el gobierno dirija sus beneficios a los hogares de más bajos ingresos, en lugar de al consumo energético.
- En EEUU, donde el apoyo a los productores de energía era de unos 5.000 millones de dólares en 2009, el presupuesto federal para 2012 propone la eliminación de un amplio grupo de subsidios, aumentando de esta forma los ingresos gubernamentales en más de 3.600 millones de dólares.
Afortunadamente, hay varios signos de progreso: casi la mitad de los países identificados por la IEA como los que están disminuyendo de forma artificial el precio de la energía por debajo del coste de abastecimiento ya han tomado medidas desde comienzos de 2010 para racionalizar los precios de la energía.
«Esto supone un principio de esperanza, pero aún queda mucho trabajo por hacer para poder lograr la totalidad de los beneficios. Es imprescindible que los países se atengan a sus compromisos mediante la implementación de reformas bien diseñadas y cuyos efectos sean beneficiosos a largo plazo», afirma la directora ejecutiva del IEA, van der Hoeven.
Algunas de las estrategias que los gobiernos están utilizando para eliminar los subsidios a los combustibles fósiles y que los estudios llevados a cabo por la OECD y la IEA han señalado como claves del éxito son:
- Publicar datos accesibles y transparentes para documentar un diálogo objetivo.
- Reestructurar y ayudar a los grupos más vulnerables mediante un apoyo económico.
- Integrar las reformas de los subsidios a los combustibles fósiles en un marco de reforma estructural más amplio para que el dinero ahorrado beneficie a un público más amplio.
«Cada vez contamos con menos espacio para las maniobras políticas, en especial en las economías más avanzadas», afirma el secretario general de la OECD, Ángel Gurría.
«En este contexto, las reformas estructurales son fundamentales para estimular el crecimiento y el empleo. Sin embargo, existen unas cuantas soluciones rápidas. Una de ellas es la eliminación de los subsidios ineficaces a los combustibles fósiles. Los países deben aprovechar esta oportunidad, nosotros estamos dispuestos a ayudarles», afirma Gurría.