El 10 de mayo de 2010 comenzó a recoger firmas la iniciativa popular europea “El agua es un derecho humano”. Hoy, después de haber recogido más de un millón de firmas, aún no se han cumplido todos los requisitos para que la iniciativa se debata en el Parlamento: falta cumplir con el mínimo de firmas por país. Las firmas, en sus cantidades estipuladas, deben corresponder al menos a siete países de la Unión Europea. Una vez cumplidos los requisitos, la Comisión Europea se verá obligada a examinar la iniciativa y, ese es el objetivo, transcribirla a una proposición de ley. Por lo tanto, la pregunta es: el derecho al agua y al saneamiento. ¿serán algún día prioridades políticas en Europa? ¿Cómo es posible que aún existan familias sin unos servicios dignos de agua y saneamiento? ¿Cómo es posible que sigan muriendo personas debido a infecciones causadas por una mala higiene y por la ausencia de saneamiento en sus hogares? Uno de los objetivos de esta iniciativa ciudadana europea (ICE) es evitar que los servicios de agua se privaticen.
Los creadores de la campaña buscan provocar un cambio en la mentalidad que prevalece actualmente en la Comisión Europea y que otorga un enfoque mercantilista a la realidad del agua.
La Comisión Europea reconoció su apoyo a la privatización de los servicios de abastecimiento de agua, tal y como ya están establecidos en Portugal y Grecia. Las reivindicaciones y las exigencias en contra de esta privatización se basan en la máxima de que el agua es un bien público fundamental para la vida y para la salud, por lo que debe ser excluido cualquier intento de privatizarla. Hoy en día, en Europa hay casi dos millones de personas que no disponen de servicios de agua y saneamiento adecuados. Tratándose de un derecho humano, los Estados miembros deberían fijarse objetivos obligatorios para lograr una cobertura universal. Por ello, la Federación Sindical Europea de Servicios Públicos sigue haciendo campaña y recogiendo firmas que sirvan para enviar un contundente mensaje a la Comisión y que esta tenga en cuenta la presión popular ante un asunto vital.