Con motivo de la próxima reunión G20, que tendrá lugar los días 3 y 4 de noviembre de 2011 en Cannes, Francia, cuatro organizaciones han redactado una petición para el Presidente de la República y el Ministro de Agricultura del país vecino. Las cuatro organizaciones, Artinsans du Monde, ATTAC, Conféderation paysanne y Peuples solidaires/Action Aid harán entrega del documento la víspera de la reunión internacional. El objetivo de la petición es conservar y proteger la agricultura familiar de subsistencia, seriamente amenazada por el establecimiento sistemático del modelo industrial.
El modelo de agricultura industrial amenaza con acabar con los métodos tradicionales y con la independencia de los agricultores. A pesar de la enorme industrialización que ha sufrido la agricultura mundial en los últimos años, hoy en día una de cada siete personas pasa hambre. Por otro lado, este modelo altamente contaminante y dependiente de productos derivados del petróleo, además de no solucionar el problema del hambre, ha contribuido enormemente a la debilitación de las economías locales. Esta falta de respuesta por parte de las políticas de liberalización del comercio y del modelo de agricultura industrial se hizo patente durante la crisis alimentaria que tuvo lugar entre 2007 y 2008. Mientras la agricultura industrial sólo busca cubrir la demanda de los consumidores más solventes, es necesario el desarrollo de la agricultura de supervivencia a escala local para garantizar la seguridad alimentaria de una parte de la sociedad con menor poder adquisitivo.

Más de la mitad de los alimentos de todo el mundo se producen en pequeñas explotaciones En Europa y en los países del sur, la agricultura de supervivencia o familiar está en vías de extinción. A esta situación se ha llegado debido a la aplicación de unas determinadas políticas por parte de los países del G20 que desmantelaron, en nombre del libre comercio, las políticas agrícolas nacionales y regionales. Además, se redujeron las ayudas a los pequeños agricultores, favoreciendo la especulación financiera sobre los productos agrícolas y provocando una inestabilidad de los precios perjudicial para los agricultores y consumidores menos solventes. Estas políticas, que han dejado a la agricultura a merced de los mercados, están propiciando el acaparamiento de tierras de cultivo por parte de multinacionales y obligando a desplazarse a muchas poblaciones rurales, que se ven privadas del sustento que suponen dichas tierras. Otro fenómeno es el desarrollo industrial de agrocombustibles, que contribuye al aumento de los precios agrícolas y que conlleva unas desastrosas consecuencias para el medioambiente.