Una encuesta de la popular agencia británica Populus muestra que casi el 70% de los ciudadanos británicos está buscando otras formas de movilidad, y el motivo que les mueve a optar por otros medios de transporte ha pasado de ser una cuestión económica a una cuestión de comodidad, ya que perciben una mejoría en los servicios del transporte público.
Del 70% de ciudadanos británicos que declaraba en la encuesta de Populus haber reducido el uso de su vehículo particular, solamente el 35% citaba el coste como el motivo principal, en contraste con el 47% del año pasado, cuando muchos conductores optaron por dejar el vehículo en sus garajes debido al elevado precio del petróleo.
La proporción de encuestados que este año afirmaba haber reducido el número de desplazamientos iguala a la del año pasado. Sin embargo, un elevado porcentaje de ciudadanos (34%, un 4% más que el año pasado) afirmaba que esta reducción se debía a un cambio de estilo de vida. La mejora del transporte público fue uno de los motivos principales, citado por el 7% de los encuestados, en comparación con sólo un 3% del año pasado. El medioambiente continúa siendo un tema importante, con 14% de los encuestados que afirman que este fue el principal motivo que les llevó a reducir el número de desplazamientos. David Lourie, analista de la consultoría ética Good Business, afirma que estos resultados demuestran que la subida de los precios del combustible el año pasado podría haber fomentado un cambio a largo plazo en el modo de transporte que eligen los ciudadanos. “Esta es una oportunidad para que el gobierno presente alternativas viables”, afirma Lourie.
Con respecto a la ayuda estatal que el gobierno británico ha garantizado a los fabricantes de coches, aproximadamente un 42% se declaró a favor de la misma, en contraste con un 39% que se declaró en contra. : “es este un importante apoyo; solamente hace falta compararlo con las reacciones adversas que provocaron las ayudas a la banca”, afirma Lourie. “Los coches están integrados en la vida de los ciudadanos, y éstos quieren que la industria encuentre soluciones”. Este convencimiento de que el sector del automóvil sabrá encontrar soluciones choca con la opinión de uno de cada cuatro encuestados, que afirma que no se ve conduciendo un coche en los próximos diez años. Esta cifra indica una disminución de un 4% respecto al año pasado, con un aumento de encuestados que respondieron que podrían conducir un híbrido. Los coches eléctricos y de hidrógeno solamente contaron con el apoyo del 23% de los encuestados. El argumento fundamental para no optar por este tipo de vehículos fue la baja autonomía de los mismos. Sin embargo, solamente un encuestado de cada siete afirmó que pensaba seguir conduciendo un vehículo de gasolina dentro de diez años.