Michael Olson es un experto agricultor (ya cultivaba a la edad de ocho años), autor de diversos libros sobre la materia, asesor agrícola, periodista, locutor de radio… Con sede en California, este polifacético emprendedor está dedicado al fomento de la agricultura local e independiente y a la producción de alimentos en y alrededor de las ciudades en EEUU.
El polifacético emprendedor norteamericano Michael Olson es el creador del proyecto MetroFarm, una iniciativa que pretende promover la producción masiva de alimentos en las ciudades. Olson pretende, además, que estos cultivos supongan un beneficio económico para el agricultor urbano, de forma que sus productos puedan competir con los que ofrecen las grandes cadenas de producción industrial. Para conseguirlo, en su programa MetroFarm, Olson pone a disposición de los agricultores urbanos diversas herramientas, entre las que se incluyen charlas y talleres que ofrecen información práctica para emprendedores que quieren sobrevivir y prosperar en el mercado competitivo; una plataforma de formación online, en la que se desarrollan cursos a medida en función de las necesidades del agricultor; el libro MetroFarm, una guía de cultivo como negocio en y alrededor de la ciudad… Además, el proyecto cuenta con un programa de radio dedicado al fomento de la agricultura, manuales de cultivo y asistencia personalizada. Los agricultores urbanos conforman un colectivo muy diverso, que va desde los más humildes, que practican en pequeñas parcelas abandonadas una agricultura de subsistencia, hasta agricultores con grandes presupuestos, que utilizan sistemas de producción intensiva desde el punto de vista de inversión capital para producir alimentos con un elevado margen económico.
El agricultor urbano, debido a que la demanda en las ciudades es muy variada, cuenta con gran cantidad de oportunidades para la producción de alimentos. En general, los cultivos urbanos producen alimentos que cuentan con ventajas sobre sus competidores a gran escala, localizados en el campo, lo que incluye cultivos frescos, de frutas y hortalizas exóticas, y de gran calidad, como los ecológicos. Debido al elevado coste de los terrenos en las áreas urbanas, los agricultores deben optimizar el espacio, para lo que se necesita conocer técnicas específicas, algunas de las cuales tienen siglos de antigüedad (técnicas desarrolladas en Asia, donde medio acre alimenta hasta a 20 personas, las chinampas de México o las marais del siglo XIX en París, entre otras).
2×2

Pongamos que nuestra comunidad tiene unos 500.000 habitantes, cada uno de los cuales se gasta dos dólares al día en alimentos locales: el resultado es un millón de dólares al día en circulación en el mercado local, 365 millones de dólares al año. Cuando el dinero circula en circuitos de proximidad su valor se multiplica: yo te compro algo a ti por un dólar y tú se lo compras a tu vecino, y de esta forma duplicamos el valor del dólar. Se dice que el dinero circula siete veces antes de desaparecer, por lo que los 365 millones de dólares están generando 2.500 millones de dólares en moneda local, suficiente para permitir que miles de agricultores locales continúen con su actividad. Por su parte, estos emplearán a varios miles de personas para producir los alimentos locales. Además, si los agricultores locales adquieren bienes y servicios de los habitantes de la comunidad, percibiremos el enorme impulso que la economía local adquieren mediante este sencillo sistema. Pongamos que la cifra diaria que consumimos en productos locales no es 2, sino 10 dólares. Entonces el valor que la cadena local de alimentos generaría en el comercio local sería de 12.700 millones de dólares anuales, más que suficiente para garantizar la seguridad económica de la comunidad de 500.000 habitantes. Esta es una libertad ganada por nosotros mismos que ningún gobierno puede quitarnos.
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